Sacatar, una historia de arte y resistencia
El Instituto Sacatar es una residencia artística iniciada en 2001 en la isla de Itaparica, Brasil. El programa fue creado por Taylor Van Horne y Mitch Loch.
Los dos estadounidenses inicialmente querían montar su proyecto en California, en la región montañosa de Sacatar. "Pero se dieron cuenta de que no había ningún programa de residencia en Brasil en ese momento, así que decidieron traer esta iniciativa aquí", explica Augusto Albuquerque, director administrativo del Instituto Sacatar.
Y como resultado de la implantación de la residencia, otros la tomaron como modelo para elaborar iniciativas en todo el país y en el extranjero. "Creo que esta primacía sirvió de ejemplo y de estímulo para que otras personas, otros artistas, muchos antiguos residentes, iniciaran programas de residencia en sus lugares", indica el gerente.
La particularidad del Instituto Sacatar es su forma de tratar a todos sus residentes como artistas profesionales y como parte esencial de nuestra sociedad. "Creo que la forma en que se presenta el programa Sacatar da al artista un nivel de respeto y consideración en el que se toma en serio su trabajo. Se considera al artista, se le comprende y se le respeta como trabajador. Sacatar se creó precisamente porque considera al artista como una persona especial", confiesa Augusto Albuquerque.
En Sacatar, los artistas son vistos como una herramienta de comunicación para la transformación de nuestro mundo, y creen que los artistas necesitan espacios para trabajar su creatividad, y donde puedan pensar, vivir, comer, inspirarse y crear como profesionales. "Toda iniciativa que abrace el arte, que abrace la cultura, que estimule el pensamiento crítico, que estimule la reflexión, tiene un papel fundamental en Brasil y en el mundo, {...} las residencias artísticas y cualquier persona, no sólo las instituciones, sino cualquier persona que haga de su casa, que haga de su página de Facebook, que haga de su palabra, de su conversación una trinchera, un lugar de resistencia, creo que todas estas iniciativas son bienvenidas en el mundo. Las necesitamos", concluye Augusto Albuquerque.